Sunday.

Se encontraban tumbados en el césped contemplando el cielo que empezaba a oscurecerse, a adoptar ese tono de luz más nocturno que diurno.

Habían pasado todo el día dando vueltas por la ciudad y, con la llegada de la noche, decidieron ir a un cercano parque no muy transitado a hablar sobre nada en concreto.

-Sabes que me encantaría hacer ahora mismo? Me encantaría vivir esta noche sin pensar en las consecuencias que se puedan derivar de ella mañana. Poder hacer lo que quiera sin preocuparme sobre si mi forma de actuar está bien o mal. Me encantaría irme a dormir esta noche con la sensación de haber hecho lo que he querido y levantarme mañana sin ningún peso sobre mi conciencia. Sin necesidad de darle explicaciones a nadie, ni a mí misma, sin necesidad de pensar: Joder, pero qué coño has hecho!? En qué estabas pensando!? Una noche comodín en la que...

Él había permanecido callado todo el rato con la cabeza sobre las manos mirando al cielo, como absorto en algún pensamiento propio pero asimilando inconscientemente las palabras que entraban por su oído izquierdo. Mientras ella seguía hablando, él...pensaba. Cuando volvió a establecer las conexiones entre cerebro y oído escuchó:

-... entiendes lo que te digo, verdad? Tú siempre me entiendes...

Se giró sobre su hombro, se quedó mirándola a los ojos, en silencio, la contempló, los contempló, vio más allá de ellos, contempló su alma, contempló sus pensamientos, descubrió sus miedos y sobre todo, sus deseos...

Se acercó a ella y la besó.